¿Qué implica un abordaje psicológico en estos casos?
Desde la psicología, el enfoque debe ser integral, respetuoso y centrado en el bienestar del niño. Esto significa:
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Evaluación profesional rigurosa, que permita identificar el perfil neuropsicológico del niño.
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Intervenciones personalizadas, ajustadas a las necesidades concretas de cada caso.
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Acompañamiento emocional, tanto al niño como a su familia, promoviendo estrategias de regulación, autoestima y habilidades sociales.
Pero un aspecto clave —y muchas veces olvidado— es que ningún profesional trabaja solo.
La importancia del trabajo interdisciplinario
Cuando un niño presenta dificultades académicas, no basta con intervenir de forma aislada. Es fundamental construir una red de comunicación continua entre todos los profesionales que participan en su desarrollo:
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Psicólogos
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Maestros y orientadores escolares
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Logopedas, terapeutas ocupacionales, psicopedagogos
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Pediatras, neurólogos, psiquiatras infantiles
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Familia
Este trabajo conjunto permite:
✅ Compartir información relevante que evite intervenciones fragmentadas.
✅ Diseñar objetivos comunes, consistentes y realistas.
✅ Reforzar los avances del niño en todos sus contextos.
✅ Acompañar a las familias desde una mirada empática y coherente.
Un enfoque centrado en el niño y su entorno
Abordar el TEA, el TDAH o los trastornos del aprendizaje no significa etiquetar al niño, sino entender su forma de procesar el mundo y acompañarlo en su desarrollo. Y eso solo es posible cuando todos hablamos el mismo idioma: el del respeto, la empatía y la colaboración.
Porque cuando los profesionales trabajamos en sintonía, el verdadero beneficiado es el niño.

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